 Nena divina. Si, si, si. Inauguro una sección que se llama con mucha onda y alegría: Minitas que me garche (I). Y si, soy alto cogedor yo. Bueh, a lo nuestro, perversitos.
Nombre: Julia.
Edad: 16 años.
Por aquellas epocas, yo tenía 25. Y sí, me fuí al carajo, eh! Pero la pendeja era cualquiera, se me entregó en bandeja. La carne es débil y mi amigo Posta. La cuestión es que la pendeja vino al depto, y fué, palmó, es así. Y sino para que hubiera venido, no? Igual, la nena era divina, superdulce y pero rehinchabolas.
Me parece que era virgen, pero igual creo que flasheé. En honor a la verdad, yo creo que no lo era. O sea, si sos virgen a los 16 años, cosa que apruebo totalmente, no te vas a estar entregando al primer gil que te dice que tenes ojos lindos. Así que para mí que no era. Estuvo bueno, no lo voy a negar. Acá podría meter un par de metaforas sobre el durazno, la mariposa y los gajos de una mandarina, pero no. Fue un garche. Todavía recuerdo el arrinconamiento contra la pared... Que épocas, cuando todavía mis piernas y mis brazos, podían sostener las nalgas de una mina como en 9 1/2 weeks y darle cachimba y Posta. Mucho Posta. Eran otras épocas... Ah, si, acá somos bananas y les decimos a las películas como se llaman y no como se títulan en castellanou. En fin...
Volve, Ju! Gorda divina!
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